En este viaje de mutuas y muy profundas presencias hemos tejido una bella cartografía que ahora permanecerá tatuada en nuestra lugar amado , el cine es un refugio, y en su alado destello logramos escuchar los ecos de otros tiempos y otros paisajes, otras geografías y otras humanidades que golpean con fuerza poética los umbrales de la memoria, en nuestro cuerpo anidaron las sillas y con ellas una multitud de formas de mirar que acompasaron las sinfonías en resistencia que componen nuestras bitácoras al delirio, por qué desde ahí, desde ese lugar en llamas el ritual se hace destello y juntos, muy juntos asistimos al escenario de las salvajes poéticas que requieren estos tiempos en desbandada.

La ciudad logró palpitar desde una musicalidad visual que nos permitió entender que son urgentes los reencuentros, que en el cine renacemos y que la utopía es un lugar que ahora nos pertenece.
Queremos agradecer la infinita complicidad de cada uno de ustedes, por qué en sus mareas también la Feria pudo navegar y en los múltiples paisajes que los componen también nosotros hallamos un lugar para recomponernos, para aquietar al estruendoso trasegar de los días y por un momento ser amorosamente libres, gracias por agudizar sus sentidos, por entregarse al desenfreno estético, por empaparse de preguntas a nuestro lado, por marchar desde las sillas, por sus arengas en tono de aplauso y silbido de volcanes, gracias por inundar al teatro con sus bosques y las sonrisas del Río, gracias por ser una jauría de alzados en almas que comienza a reescribir la historia de esta larga noche colmada de constelaciones.

Federico Zapata Ospina – Director de FICMA